Desde el año 2010 hasta la actualidad, he incorporado a mi vida la actividad de compartir información y provocar reflexiones sobre las potencias de los Cuerpos en los espacios públicos. Actividad que considero de vital importancia por el potencial político que posee todo encuentro entre personas. Y especialmente político, si entendemos que esta potencia de los Cuerpos corre constantemente el riesgo de ser domesticada, apaciguada, encauzada en las formas "correctas" de vivir en sociedad. Pero también, en las formas "correctas" de hacer Performance. De esta manera, los (con)versatorios, entendidos como una posibilidad de provocar a otros, pero también junto-con otros, se proponen a modo de con-versar… dando lugar así a otras y posibles versiones de lo ya sabido.
“Hablar para otro” implica no sólo dirigir la conversación en dirección a una otra persona sino, también, dejarse afectar por ella e introducirse en desvíos no pre-vistos con anterioridad. Construir nuevos sentidos junto-con ese otro, donde lo dicho precisa ser (re)configurado en cada encuentro. De esta manera, cada (con)versatorio representa la oportunidad de rever los conceptos y los modos de explicarlos para otros que (afortunadamente) casi nunca comprenderán las cosas del mismo modo en que pretendíamos proponerlas. Así, en cada actividad, me he deparado con la necesidad de tener que explicar de otra manera aquello tantas veces ya propuesto en (con)versatorios anteriores. Y, mudando la manera de explicar aquello, se organizan también de una otra manera los conceptos, pudiendo así entenderlos de otro modo; o, tal vez, pudiendo entender una otra cosa aún no comprendida antes de esa actividad. |