- Carne de Artista

Performance accionada durante el festival de Performance “Confluencias”,
en el marco de la “Noche de los Museos”.
15 de Noviembre de 2008. Buenos Aires, Argentina.

Duración aproximada: 1 hora.
(Para ver los registros fotográficos de esta Performance, hacer click sobre la foto)


Registro Narrativo:

Pertenecer tiene sus privilegios. ¿Pero cual es el costo? ¿A que precio nos tenemos que vender para pertenecer? Carne de Artista. Carne de Mercado.

La acción consistió en prender un fuego fuera de la sala donde se realizaban las performances de salón, para luego, al salir el público, echar sobre dicho fuego unas pinturas y grabados de distintos artistas que amablemente me las cedieron para dicho fin. De esta manera, en un marco contextual donde el público va a “consumir arte”, yo opté por dejar que las obras de arte sean “consumidas” por el fuego.

A continuación desnudé mi torso y del interior de una bolsa negra saqué un chaleco de carne. Luego de vestirme con él, lo cosí por el frente con hilo y aguja. Busqué una parrilla que había dejado a un costado, y la coloqué sobre las obras, ya convertidas en brasas. Tomé un paquete de sal y a modo de una ducha, me bañé con la misma, salando mi torso. Tomé una cuchilla, y a modo de Harakiri, me abrí el chaleco por el frente, depositándolo luego sobre la parrilla. Tomé una pizarra negra y con tiza blanca escribí: 

HOY OFERTA

 CARNE DE ARTISTA

 $1 EL SANDWICH


Dejando la pizarra a la vista, me retiré del lugar, quedando a cargo de la cocción un hombre vestido con un delantal de cocina. Al irse asando el chaleco de carne, éste fue desprendiendo un olor que invadió no sólo el parque sino también la sala donde se continuaron realizando las siguientes performances del festival. Al finalizar la última presentación, el público comenzó a formar fila a un lado de la parrilla para, pagando la módica suma de $1, llevarse su sándwich de artista. Sucedió que el pan se terminó antes que la carne y varios de los presentes se dirigieron hacia un cercano local de comida para comprar un pan a $2, regresando luego a la fila y, pagando el correspondiente dinero, consumir finalmente su ansiada “obra de arte”. Siendo que la obra una vez colocada en el mercado ya no le pertenece al artista sino al consumidor, de igual manera el chaleco de carne, colocado una vez en la parrilla, ya no me perteneció, y tuve que hacer la fila junto a las demás personas, pagando el respectivo costo para poder comer(me) mi propio sándwich de artista.



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