- (Entre)vistos

Propuesta generada por Santiago Cao en conjunto con el fotógrafo Mario Moreno Krauss.
Producción de Realidad en Redes Sociales, utilizando la acción “¿Artista se Nace?”.
20 al 27 de noviembre de 2012. Facebook.
(Para ver los registros fotográficos de esta Performance, hacer click sobre la foto)


Registro Narrativo:

Dado que había sido convidado a participar de la “IV Bienal Deformes” por el artista mexicano Roberto de la Torre (uno de sus curadores) y siendo que el eje curatorial propuesto por dicha Bienal era “De la Presencia a la Ausencia” haciendo centro en conceptos vinculados a la “disolución del cuerpo y las nuevas tecnologías”, me propuse generar una acción sin acción, una Performance sin cuerpo o mejor dicho, un acontecimiento que nunca aconteció; en síntesis… una “Producción de Realidad”. Esto en sí no es ninguna novedad ya que los Medios Masivos de Comunicación producen Realidad a diario desde sus soportes de difusión. Basta que algún periódico con cierta legitimación en la sociedad articule un texto escrito con una foto y tendremos un acontecimiento real. Al menos para la gran mayoría de sus lectores dicha información será tan real que no precisarán confirmar la fuente y menos aún, acercarse al lugar del acontecimiento (caso esto fuera posible) para conversar con sus protagonistas o con los testigos de lo acontecido. ¿Pero para qué alguien querría hacer esto? ¿Para qué tomarse tantas molestias si para ello están los Medios Masivos de Comunicación? Ellos nos informan de lo que sucede a nuestro alrededor para que no tengamos que movernos de nuestra silla ni ensuciarnos ni mucho menos, involucrarnos. Basta con “saber” que algo aconteció para sentirnos conectados con la realidad. Triste sería quedar fuera de ella, ¿cierto? Pero como la realidad que nos muestran es tanta y tan abrumadora, precisamos que nos la den “masticada” como una papilla para bebés, como un alimento fácil de tragar. Aunque a veces nos vendan gato por liebre y lo que traguemos no sea siquiera lo que quisiéramos tragar. Aunque luego nos enteremos que aquello que nos mostraron como realidad, aquello por lo cual nos indignamos, no haya sido tan así como nos lo enseñaron. Recordemos aquel video que la CNN difundió poco después del supuesto ataque a las Torres Gemelas del World Trade Center en New York. Allí se veía como los habitantes de una ciudad Palestina festejaban alegremente mientras prendían fuego a una bandera estadounidense. La asociación, dada la proximidad temporal con los sucesos acontecidos, era fácil de tragar. ¿Cómo no comprender que aquellos sujetos no eran otra cosa que bárbaros festejando la muerte de tantas personas víctimas de tan terrible atentado? ¿Cómo no comprenderlo así, si en los canales de televisión nos enseñaban una y otra vez el instante en que un avión con pasajeros se estrellaba contra una de las mencionadas torres seguido de otro que minutos después tendría el mismo fin? Y entre repetición y repetición, anexaban la toma captada de dicho festejo palestino. ¿Cómo no comprenderlo así y cómo no tomar represalias (o al menos desearlas) para con aquellos bárbaros asesinos que tenían el descaro de festejar este ataque frente a los ojos del mundo entero que los veía por intermedio de la CNN? ¿Cómo no comprenderlo así, si así se nos lo enseñaba? aunque luego saliera a la luz la noticia de que el video en cuestión habría correspondido a un festejo acontecido con anterioridad al mencionado ataque; con mucha anterioridad y sin vinculación con este atentado. Aunque luego la CNN se disculpara del supuesto “equívoco”. Pero para entonces ya habíamos odiado, ya habíamos sentenciado, e incluso algunos… ya habían ejecutado sus sentencias para con cuanta persona con rasgos árabes encontraron. Y cómo fue posible que hayamos asociado ambos acontecimientos temporalmente tan disímiles sino gracias a la Producción de Realidad que la CNN nos entregó totalmente masticada, pre-digerida, y que nosotros, como bebés, recibimos con la boca abierta.

Ahora, volvamos al tema que nos trajo hasta aquí. Dado que los conceptos propuestos por la Bienal rondaban entorno a la “disolución del cuerpo y las nuevas tecnologías” tomé esta invitación como una oportunidad para disolver mi cuerpo en un otro cuerpo mayor, un Cuerpo con mayúscula, creado gracias a un registro construido y expandido por un Medio Masivo de Comunicación en una acción que si bien nunca aconteció, se tornó un “aconteciendo” ante la mirada de un lector que -mediado por el contexto de lectura- le otorga carácter de realidad, de suceso acontecido. Si es que ya no vemos sino es “a través de” o “por entre” -es decir (entre)vemos- ¿cómo dudar de aquello publicado en Facebook, en el muro de un “Artista Internacional”, en el marco de una Bienal Internacional? ¿Cómo dudar, si un texto escrito relataba lo acontecido y si 2 fotos daban testimonio de aquello? ¿Cómo dudar de aquellas fotos que, si se las mira bien, en ciertas zonas dejan notar que fueron “trucadas”, fotomontadas? Un bordecito por aquí, un aplanamiento por allá, una contradicción entre luces y sombras y sin embargo…  ¡A ver… abra bien abierta su boquita!

(Des)velemos ahora el mecanismo de Producción de Realidad que en esta acción operó. Antes de llegar a la ciudad de Valdivia, hice una parada de dos días en la ciudad de Santiago de Chile. Allí me esperaba el fotógrafo Mario Moreno Krauss a quien había propuesto trabajar juntos en esta Producción de Realidad. Montamos sobre el sillón de la sala de su casa unos papeles blancos que en una edición posterior permitirían recortar mi cuerpo del fondo, y sobre ellos me senté desnudo, con las piernas recogidas sobre mi regazo buscando generar la imagen de una persona recogida sobre sí misma. Una vez realizadas las fotos, partí rumbo a Valdivia a participar de la Bienal. Allí nadie sabía de mi propuesta. Había hablado con Perpetua, una de las organizadoras, sobre una otra idea a accionar con el fin de no generar sospechas ni adelantar información. Teniendo ya las fotos de mi cuerpo desnudo, hacía falta ahora tomar registros de algún muro dentro del MAC (Museo de Arte Contemporáneo) de Valdivia. Aprovechando una de las visitas que hicimos a dicho museo junto a los demás participantes, me puse a tomar fotos de un antiguo muro de ladrillos que se encontraba en la zona inferior del edificio. Viendo que Roberto de la Torre y Daniela Lillo Oliva (una de las fotógrafas que trabajaba en esta Bienal) se encontraban cerca, les pedí me hicieran el favor de pararse frente a dicho muro y mirar hacia una zona en particular. Colocándome detrás de ellos tomé algunas fotos. Ante su pregunta del porque les tomaba fotos mirando un muro vacío, simplemente respondí que era parte del relevamiento fotográfico para la acción que realizaría al día siguiente.

Faltaba ahora tomar fotos a un hueco, pero en aquel museo no había visto ninguno que nos pudiera ser de utilidad a la hora de realizar el fotomontaje. Íbamos contra reloj. Esa tarde misma envié las fotos a Mario esperando sean suficientes, pero al día siguiente, es decir, el mismo día en que la “acción” estaba prevista para acontecer, encontré una respuesta suya diciéndome que hacía falta conseguir con urgencia un muro que ya posea un hueco y tomarle una foto ya que a pesar de sus esfuerzos el montaje no estaba resultando visualmente creíble. Menos de 7 horas restaban para el momento en que sería anunciada en el MAC mi Performance. Preocupado, decidí hacer partícipe de mi propuesta a Aníbal Sandoval (uno de los artistas participantes) y a Daniela. Les conté lo que estaría velado para los demás y les pedí me ayudaran a encontrar un hueco en un muro. Caminamos por las calles aledañas al complejo de cabañas donde nos hospedábamos sin encontrar nada hasta que al regresar Aníbal sugirió que ingresemos en una antigua construcción que desde fuera parecía estar sin habitar. En sus sótanos encontramos lo que buscábamos… uno de sus muros de ladrillos había sido destrozado y el hueco resultante permitía pasar de un lado al otro. Era un hueco perfecto, no solo por el tamaño sino también porque los ladrillos de su muro parecían ser similares a los del museo. Tomé varias fotos y se las envié a Mario para que trabajara en ellas al tiempo que yo me ponía a escribir el registro narrativo del supuesto acontecimiento; un texto que diera cuenta de lo que las fotos ilustraban. El desafío ahora era buscar el límite entre la mentira y la Producción de Realidad… ¿Cómo conseguirlo? el uso de la metáfora fue la solución que encontré para esta disyuntiva. Tenía que articular las palabras de manera tal que fuera el lector quien asociara los conceptos y descripciones entre sí. De este modo, en una parte del texto escribo “Inicio mi acción fuera de la vista de la gran mayoría de las personas” inspirado en las pocas personas que, mientras estaba escribiéndolo, me veían sentado frente al computador. ¿No era acaso el escribir parte del inicio de  mi acción?. ¿Y acaso cuando introduje mi cuerpo en el hueco a modo de probarlo y saber si me serviría para la foto, mi cuerpo no se magulló y se sintió incómodo ante sus bordes de ladrillos quebrados? ¿Era entonces mentir cuando escribí “Sus formas son firmes y en algunas partes daña un poco mi cuerpo”?. Y en esta búsqueda de la sugestión narrativa que esquivara la mentira a fin de Producir Realidad, di origen al texto que les comparto a continuación:

 

¿Artista se Nace?

Y si acaso se nace Artista, ¿Cuál es ese útero que pudiendo albergar vida escoge “dar a luz” a un Artista dentro de sus muros? ¿Qué clase de útero es un Museo o una Galería de Arte?

¿No son acaso los Creadores Artistas a su vez creados por los museos y galerías de arte? ¿Creados y criados? ¿Quizá solo creados?

¿Si el Arte es una Categoría, que cosas son entonces los y las Artistas?

Estos espacios legitimadores de discursos parecieran tener el poder de demarcar los límites del Arte. ¿Un límite en continua expansión o en continua constricción? ¿La resistencia está fuera o dentro? Múltiples discursos emanados con el fin de estable(ser) qué cosas son Arte y por ende, quienes son artistas y quiénes no. La negación importa en sí la afirmación. ¿No cobra acaso presencia aquello que es negado con fuerza?

¿Que es preciso entonces para Ser considerado un artista, para ser albergado dentro?

¿Que es preciso entonces para No Ser considerado un artista, para ser albergado fuera?

 

Inicio mi acción fuera de la vista de la gran mayoría de las personas. Los muros del museo son resistentes. Cuesta hacerse un lugar dentro. Consigo entrar y me acomodo; al menos lo intento. Sus formas son firmes y en algunas partes daña un poco mi cuerpo. Sólo unos pocos están allí. Los demás me están buscando. Les han dicho que Santiago Cao estaba en ese mismo momento accionando en alguna parte del museo sin aclarar donde. Tocaría entonces recorrerlo en su totalidad, hurgar en sus huecos si se lo quería encontrar.  El aire allí está frio y húmedo. De a rato me cuesta respirar. Tanto que me costó entrar y sin embargo gran parte del tiempo me la pasé pensando… ¿Qué será de mi cuerpo cuando consiga salir?

 


Teniendo el Registro Narrativo Subjetivo, faltaba solo el Registro Fotográfico para dar inicio a la divulgación.

A las 19:30 hs estaba programada mi participación en el MAC. Antes accionaría Gonzalo Rabanal con su padre. Mientras tanto, pedí a Daniela y Aníbal que avisaran a Roberto de la Torre sobre mi propuesta y que los tres guardaran silencio al respecto. Poco antes de las 17 hs llamé por teléfono a Perpetua y le dije que ya había iniciando con mi Performance y que al término de la acción de Rabanal avisara a las personas presentes que “Santiago Cao está en ese mismo momento accionando en alguna parte del museo y quienes quisieran verlo tendrán que buscarlo y encontrarlo”. Tendrían solo media hora para ello ya que a las 20 hs iniciaría la Performance de otra de las participantes. Por lo que me contaron luego, algunas de las personas presentes comenzaron a buscarme en las salas y túneles del museo mientras que otro de los artistas, el Quebequense Rodolphe-Yves Lapointe escribía en un papel “SOMOS TODOS SANTIAGO” y se paseaba con el cartel en alto al tiempo que algunas personas lo seguían formando alegremente una fila tras de él.

Mientras esto acontecía en el museo, yo me encontraba escondido en la recepción del complejo de cabañas Pumantú donde nos alojábamos, conectado a internet y trabajando en conjunto con Mario en las 2 únicas fotos que iríamos a divulgar. Nos enviábamos los avances en múltiples e-mails. Cada uno hacía algún retoque y la volvía a enviar al otro que a su vez retocaba y volvía a enviar. En esta dinámica de trabajo estuvimos hasta la media noche, momento en el cual decidimos dar por finalizado el fotomontaje y dar inicio a la tan esperada (al menos por nosotros dos) divulgación. A los pocos minutos comenzaron los efectos de la misma: comentarios, “me gusta” y usuarios publicando estas fotos y texto en sus propios muros de Facebook. Me despedí de Mario y fui a descansar, preocupado aún por las consecuencias que ésta acción pudiera desencadenar. ¿Sería posible que las personas creyeran en lo publicado en mi muro? Las fotos denotaban claramente ser un montaje y esto al mismo tiempo me interesaba y me preocupaba. Si hubieran sido tratadas “perfectamente” serían más fáciles de ser tomadas por verdaderas, pero me interesaba lo que podría acontecer cuando dichas “imperfecciones”, dicho acabamiento defectuoso fuera observado en el muro de un artista en el contexto de una Bienal internacional, es decir, por entre medio de estos saberes que, suponía, le conferirían cierta legitimación. ¿Sería dicho medio lo suficientemente potente como para invisibilizar lo evidente? ¿Sería tan así como pensaba, que no vemos sino es “a través de”, (entre)vemos?

A la mañana siguiente iría a dar, junto a Willem Willhemus (artista Finlandés) una charla sobre la cuestión del registro en la Performance. En dicha charla revelaría, o mejor dicho (des)velaría para los y las presentes los mecanismos de Producción de Realidad que habían operado en “¿Artista se Nace?”. Para ello no solo mostraría los registros empleados en la confección de los fotomontajes sino que también exhibiría capturas de pantalla de mi computador donde se pudiera ver las imágenes divulgadas en Facebook y los comentarios al respecto de las personas que por allí las visitaron. Encendí mi computador con un poco de temor… pensaba que bastaría un solo comentario al respecto del montaje para que todos se dieran cuenta del mismo. Un solo comentario podría tirar abajo toda la Producción de Realidad. Abrí mi cuenta y para mi sorpresa encontré que no solo dicho comentario no había sido proferido por nadie sino que tan solo 10 horas después de haber publicado las fotos y texto, a 57 usuarios les “gustaba” el álbum en cuestión, y 25 personas habían compartido en sus muros una de las fotos. Esto quería decir que había a su vez otros 25 muros divulgando y Produciendo Realidad. El efecto había superado ampliamente las expectativas que tenía cuando pensé inicialmente en este proyecto.

Durante la charla, y especialmente hacia el final de la misma, propuse -en analogía con los Medios Masivos de Comunicación y sus dispositivos de difusión y Producción de Realidad- pensar la cuestión del registro no solo como representación de un hecho acontecido sino también como productor de acontecimientos que sin haber acontecido previamente tomaban la forma de un “aconteciendo” ante la lectura de cada persona. Les comenté que el día anterior, como ya sabían, había accionado pero que lamentablemente como ninguno de los allí presentes me había descubierto solo podrían ver dicha acción a través de los registros. De esta manera, mientras la proyección sobre una pared dejaba ver lo que la pantalla de mi computador exhibía, me conecté a internet, abrí mi cuenta de Facebook y al tiempo que mostraba las fotos pudimos ver online la cantidad de personas que habían pulsado el botón “me gusta”, al igual que los comentarios publicados y los muros en que otras personas habían a su vez vuelto a publicar dichas fotos.

Les pregunté a los y las presentes si querían que les contara un secreto, pero les advertí que éste debía ser un secreto a “puertas cerradas” de manera tal que mientras cerraba la puerta del salón volviendo la metáfora un acto, les involucraba en un juego de complicidades mutuas. Allí inicié el (des)velamiento. Mostré nuevamente una de las fotos donde se veía a Roberto y Daniela observando mi cuerpo dentro de un hueco en un muro que pertenecía al MAC. La cámara los había captado por detrás en el acto de observar siendo observados. ¿Pero observar que? Mostré a continuación la foto original donde se podía ver lo que inicialmente ellos habían observado, es decir, el muro del MAC sin grietas y sin nada en sí que ameritara observarlo. Luego mostré la foto de ese otro muro, el de la casa abandonada, que sí poseía un hueco. La tercera foto a mostrar fue el montaje de un muro sobre otro -o mejor dicho, de un hueco sobre un lleno- y de estas dos personas teniendo ahora un motivo donde focalizar su atención. Faltaba solo mi cuerpo para lo cual mostré primero la foto del mismo, desnudo sobre un fondo blanco, y a continuación la foto final, la que fue divulgada, la que muestra mi cuerpo dentro de un muro del MAC al tiempo que Roberto y Daniela, únicos dos espectadores (el registro así lo confirmaba) daban con su cuerpo un testimonio de lo acontecido-aconteciendo.

Finalizada la exposición de las fotos y el (des)velamiento de lo acontecido, pedí a los y las presentes guardaran este secreto hasta el momento en que yo lo hiciera público. De este modo, llegando ahora dicho momento, les comparto a ustedes el Registro Narrativo en cuestión al igual que las fotos que se utilizaron para crear el Registro Fotográfico; es decir, los mecanismos empleados para Producir Realidad.

Vivimos en una contexto mediado por la tecnología y las telecomunicaciones que nos induce cada día más a “abrir la boca” a modo de ingerir información previamente masticada; que nos da las preguntas con sus respuestas incorporadas, que nos torna sujetos-sujetados al discurso hegemónico emitido por los Medios Masivos de Comunicación. Quizá sea necesario desconfiar no solo de lo que se nos muestra sino también de lo que aprendimos a ver.  Dejar de (entre)ver para así librarnos de ser Seres (entre)vistos.


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